LA AUTONOMÍA

Los facsimilares son por eso como un túnel del tiempo: nos llevan del aquí y el ahora al allí y al entonces. En el caso de La Autonomía nos transportan de la agitada y calcutizada Lima del 2022 a una Ciudad de los Reyes en el año 1915, cuando el número de sus habitantes arañaba los seis dígitos. Nos transportan en la imaginación de las modernas técnicas de edición con despliegue de infografías, recuadros y fotografías, a un quehacer artesanal muy complejo en su simpleza, con galeras y cajas en las cuales los cajistas contaban las letras y calculaban el tipo apropiado. Un mundo de ajetreados linotipistas, expertos en leer al revés; un mundo con olor a tinta y a papel recién impreso, con sonidos característicos, únicos. Un mundo de ayer, inimaginable hoy. Un mundo que tiene un cierto resabio de romanticismo, aunque en realidad tuviera poco de romántico.