- Editorial:
- LA CASA DEL LIBRO VIEJO
- Año de edición:
- 2011
- Materia
- Historia del perú
- ISBN:
- 978-612-45336-7-9
- Páginas:
- 42
- Encuadernación:
- Rústica
LIMA ANTIGUA. TIPOS DE ANTAÑO CON NUMEROSAS VIÑETAS
PRINCE, CARLOS
Lima antigua - Tipos de antaño, originalmente fue publicada en el año de 1890 por Carlos Prince, un francés radicado en el Perú. La obra es considerada uno de los mejores trabajos históricos sobre Lima. La presente edición es copia fiel de la edición original de 1890, conservando la tipografía y los bellísimos grabados de la época. A través de la lectura del texto, usted podrá transportarse al pasado y conocer de cerca las costumbres y tradiciones de la sociedad limeña en los albores del siglo XIX.
La obra de Prince contiene tres series en un solo volumen, incluye abundante información histórica de una de las ciudades más importantes de América del Sur. El autor es testigo de la vieja Lima de casas con elegantes balcones coloniales, de iglesias con sorprendente arquitectura, de sus calles, de su gente y uno de los mejores sabores que reconoce la gastronomía a nivel mundial. La obra está profusamente ilustrada con hermosos grabados de personajes como los celadores, los mendicantes, la rabona, los pregoneros, el aguador; de vendedores como el bizcochero, el frutero, la misturera, etcétera. También abundan los personajes populares y anecdóticos como el maestro Hueso, Manongo Muñoz o Basilio Yeguas. Sobre las fiestas, en el segundo volumen cita las celebraciones para el santo monumento, para la cera de Nuestro Amo, los diablos, los gigantes y papahuevos, los penitentes, entre otros. De las fiestas profanas cita a los gallos, a los toros, a moros y cristianos, la nochebuena, Amancaes, los bailes nacionales, los carnavales, los compadrazgos y el Día de los Inocentes. La descripción que hace el autor de cada personaje es amena y divertida, por ejemplo, al citar al aguador, quien generalmente era un negro o zambo limeño que iba a pie o en burro. El primero cargaba una pipa pequeña al hombro y el segundo en el lomo del animal. El sonido de una campanilla anunciaba a las criadas que había agua disponible, las que respondían: «Aguador, écheme usted un viaje». Así también, el autor describe a la chapucera, quien se estacionaba en las puertas de las tiendas, solares y callejones, con todos los enseres propios de su oficio, como el brasero, la olla, las cucharas de palo y el farolito colgado con una vela de sebo encendida. En las noches de invierno se expendía el champuz agrio y un niño, a pedido del dueño, entonaba esta estrofa: <