- Editorial:
- UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN CRISTÓBAL DE HUAMANGA.
- Año de edición:
- 2023
- Materia
- Arqueología
- ISBN:
- 978-612-4231-31-5
- Páginas:
- 199
- Encuadernación:
- Rústica
WARI: PRECURSORES DE LOS IMPERIOS ANDINOS
OCHATOMA PARAVICINO, JOSÉ / CABRERA ROMERO, MARTHA
El Estado inca duró apenas 100 años, mientras que los waris permanecieron durante un poco más de 400 años, aproximadamente entre los siglos VII al X. Lo mismo ocurrió con Tiahuanaco, un reino muy influyente ubicado en la actual Bolivia. Estas dos civilizaciones prepararon el escenario para imperios andinos posteriores. Si bien Wari y Tiahuanaco son contemporáneos y sus sedes albergaron las primeras sociedades complejas que influyeron de alguna manera en ciertas etapas de su desarrollo; en el fondo, representan fenómenos culturales diferentes. La etapa histórica al que hacemos referencia es el Horizonte Medio o época del Imperio wari (600-1000 d. C.) de los Andes centrales, ubicado en la parte sur del continente americano. En esta etapa, se desarrolló un Estado caracterizado por un sistema monolítico, centralizador y conquistador; se expandió por gran parte del territorio de Perú, incorporando bajo su dominio una vasta extensión de tierras.
El resultado fue un imperio que abarcaba casi todo lo que hoy llamamos Perú. Este imperio compartía muchas de las mismas características que el Imperio inca: una gran capital donde se concentraba el poder, como era el caso de Cusco; centros administrativos de diversos tamaños en toda la región; el wariñan, una red de caminos similar al sistema vial inca, que conectaba nudos importantes a lo largo del imperio y facilitaba el transporte y la comunicación; un ejército jerarquizado con probables órdenes militares; una religión compleja basada en la deidad de los báculos, patrocinada por el Estado. Al igual que los incas posteriores, el Imperio wari parece haber mantenido talleres textiles y de cerámica controlados por el Estado, utilizado un sistema de registro y contabilidad basado en el uso de quipus. Para lograrlo, crearon símbolos de poder, como templos, palacios y mausoleos, con arquitectura monumental y una extraordinaria variedad de obras de arte.